
Esto
estuvo bien mientras vivía en Ecuador y estaba rodeada de gente que
se parecía a mí, per mi teoria rápidamente se puso a prueba.
Cuando me fui a vivir a Estados Unidos me convertí en la persona
de color
a los
ojos de la sociedad, empecé a pensar de un modo diferente. De
repente empecé a pensar que no me gustaba que la gente no notará mi
color. Mucha gente actuaba sorprendida y en general avergonzados
cuando me refería a mi misma como hispana, y muchos decían: “Ah!,
no me había fijado”
Que
la gente notara mi raza pasó a ser algo importante para mí. Ser
hispánica es algo de lo que me siento orgullosa. Ser hispánica
significa que provengo de gente que habla español, que son ruidosos
y por lo general emotivos, que son leales a la familia, y acogedores.
Mi color de piel es la cubierta exterior de una cultura rica y
compleja, así que cuando la gente me decía que eran ciegos al
color, quería decirles: “No lo seáis, estoy orgullosa de
tener la piel oscura y quiero que lo tengas en cuenta. Mi color me
une a mi familia a la que echo mucho de menos, si no notas mi color,
no los ves a ellos”.
Cuando
me convertí en madre adoptiva, la idea de ser ciega al color estaba
una vez más dentro de mis pensamientos. Esta vez sin embargo, tenía
algo muy importante a lo que proteger y educar de lo politicamente
correcto: mis dos hijos negros. Empece a notar que la gente bajaba la
voz y susurraba cuando describían a alguien como “negro”. Era
como si notarán la raza pero no querían decirlo fuerte.
Los
niños no tienen idea de estos conceptos. Simplemente ven lo que ven
y expresan lo que tienen en la cabeza, son muy sinceros. Así, que en
lugar de enseñar a nuestros hijos a querer y aceptar a todo el mundo
a pesar del color de la piel,
debemos enseñarles que respeten a todo el mundo , el respeto y
reconocimiento de la diferencia y todo lo que esa diferencia
conlleva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario