A través de la familia nuestros hijos aprenden que es lo que la sociedad quiere y espera de ellos. Es en el núcleo familiar donde un niñ@ aprende donde encaja en este mundo, es en esta etapa de la vida en la que el niñ@ desarrollará su “yo”.
Si el niñ@ ha tenido una experiencia de familia positiva, se convertirá en un adulto que habrá construido unos cimientos sólidos, que les ayudará a poder enfrentarse de un modo sano a los conflictos que puede tener a lo largo de su vida. Por el contrario, si el niñ@ no se ha sentido apoyado y validado, en caminaremos a nuestros hij@s a sentirse en una “batalla” interna desde el principio, intentando llegar a ser algo que nunca serán, BLANCOS.
Para todos y muy en concreto para todas aquellas personas que hemos sido adoptadas interracialmente, el aprendizaje de la infancia es primordial, nos ayuda a desarrollar una identidad positiva sobre quienes somos y sentirnos confortables con nuestra imagen. Si nuestras experiencias han sido positivas, llegaremos a convertirnos en adultos seguros de quienes somos. Si por el contrario no hemos tenido el apoyo o la comprensión de nuestros padres o educadores, estos niñ@s se convertirán, a buen seguro, en adultos con graves dificultades para encajar en una sociedad en la que constantemente se sentirá amenazad@s.
El modo en el que interactuámos en nuestra familia, ayudan mucho al niñ@ adoptado transracialmente a construir una buena autoestima y a desarrollar una identidad positiva. En el proceso de desarrollo de nuestra identidad, los niñ@s quieren sentirse como.., ser, como … todas aquellas personas que son importantes en su vida. El ambiente en el que los padres, madres, educadores, cuidadores, etc.. escogen a la hora de educar a sus hij@s influirá también en la construcción de nuestra identidad.