Tal
y como os comentábamos hace unas semanas sobre las reuniones que un
grupo de adoptados transracialmente tuvimos y que giraban en torno a
este libro: In
Search of Belonging,
editado por Perlita Harris y publicado en Inglaterra. Nos gustaría
compartir con vosotros algunas ideas, experiencias y emociones que se
expresan en él, y que a muchos de nosotros nos parecieron
interesantes, pues de una manera muy acertada reflejan y expresan
sentimientos muy comunes en las personas adoptadas transracialmente.
Son fragmentos del libro tal y como aparecen escritos, tan solo los
hemos traducido y nos hemos atrevido a hacer algún comentario.

En
la adolescencia, a pesar de tener todas las cosas que necesitaba y
más- una buena educación, un costoso colegio privado, numerosas
actividades, hobbies, vacaciones, etc- Sentía un vacío que estaba
siempre conmigo, especialmente cuando estaba solo.
(Muchos de nosotros no hemos tenido el privilegio de poder crecer con
otras personas que han sido adoptadas, por lo que nos vemos a
nosotros como bichos raros, incapaces de expresar al mundo como nos
sentimos, ya que somos los únicos que han pasado por esa
experiencia, creemos que nadie será capaz de entendernos. Esa
sensación, cuando estamos solos, en nuestro mundo puede ser
sobrecogedora... )
Rabioso
es una de las maneras en las que me ha convertido el racismo: muy
enfadado a lo largo de los años. Esta rabia a disminuido con los
años, solía ponerme rabioso y cargarla contra los que mas cerca de
mi estaba- mi madre y padre. Sentía que tenían la responsabilidad
de asegurarse que nunca me sentiría de esta manera. (En
la adolescencia nos enfadamos contra el mundo, en nuestro caso, como
hijos adoptados transracialmente, nos parece que tenemos aún mas
razones para ello. Es por culpa de nuestros padres, que nos adoptaron
y nos llevaron a vivir a un lugar extraño, la razón por la que nos
sentimos tan diferentes al resto de la gente... y para colmo ellos
nunca sufrirán algo que nos acompañará toda nuestra vida...
RACISMO)
Obviamente,
no cambiara a mi familia por nada del mundo, pero hubiese preferido
no tener que repetir la misma historia otra vez “que me adoptaron,
bla, bla, bla... cada vez que mis hermanos o mis padres conocían a
alguien. Resulta
tan cansino tener que explicarnos una y otra vez....¡algunas veces
hasta parece que tenemos que justificarnos!
Nunca
seré la mujer coreana que los coreanos esperan de mi, pero sigo
siendo coreana, y eso es algo que nadie me puede quitar. Las
expectativas de las personas con las que compartimos, raza o étnia,
la presunción de que hablamos la misma lengua, compartimos la misma
cultura y tradiciones, nos hacen sentir que no pertenecemos a ninguna
cultura, o que tenemos un poco de todas.... Es difícil llegar a
definirnos, a menudo no es hasta los primero años de nuestra edad
adulta, en la que estamos seguros de quienes somos.
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