2/26/2014

Taiye Selasi: “No soy africana ni americana: soy ‘afropolita”-PUBLICADO EN EL PAIS- 19 de Febrero 2014


Taiye Selasi: “No soy africana ni americana: soy ‘afropolita”

La escritora es una de las estrellas emergentes de la literatura

Su primera novela, 'Lejos de Ghana', se publica en España


Taiye Selasi es el más claro ejemplo de esa realidad bautizada por ella como “afropolitismo”: nació en Londres hace 35 años, se crió en Massachusetts, es hija de un cirujano ghanés y una pediatra nigeriana y estudió en Yale y Oxford. Con el apoyo de Toni Morrison y el empuje del poderoso agente Andrew Wylie, conocido por su ferocidad como El Chacal, se ha convertido en una estrella emergente de la literatura. Su primera novela, Lejos de Ghana(Salamandra), cuenta la historia de los Sai, una familia afroamericana rota por el abandono del padre.
En el Trastevere, el barrio de Roma donde vive desde hace tres años, la conocen como la scrittrice y en un elegante local de copas de Piazza Spagna han bautizado con su nombre un cóctel: “Lleva vodka, jengibre, ingredientes secretos y mucho amor”. En la terraza de su ático está el estudio acristalado donde escribe. 
Rodeado de luz, con vistas espectaculares sobre la ciudad y entre los chillidos de las gaviotas, bien podría ser un faro. Desde hace unos meses, Selasi alterna la soledad de su trabajo con el reality televisivo donde participa como jurado, Masterpiece, en el que aspirantes a escritor compiten para publicar un libro y conseguir fama y dinero.
Pregunta. En el reciente Festival del Libro de Jaipur, en India, calificó de absurdo el concepto de novela africana y reivindicó otro término:afropolitismo. ¿Qué significa exactamente?
Respuesta. En 2005, escribí un ensayo donde describía el origen de una noción más flexible de identidad. El afropolitismo define a jóvenes de origen africano con una identidad híbrida, como mi hermana y yo. Mi padre nació en Costa del Oro, que en 1957 se convirtió en Ghana, estudió en Escocia y terminó trabajando como cirujano en Arabia Saudí. Los abuelos de mi madre eran un misionero escocés y una mujer yoruba, ella se crio entre Londres y Lagos y conoció a mi padre cuando ambos estudiaban Medicina en Zambia. Mi hermana melliza y yo nacimos en Londres y crecimos con el sentimiento de ser de todas partes, no sólo nigerianas o británicas o americanas.
Nacida en Londres, pero residente en Roma, triunfa con ‘Lejos de Ghana’
P. ¿Y esa nueva identidad no modifica la definición de ser británico o ser americano?
R. Sin duda. Los grandes cambios que trajo el colonialismo son especialmente visibles, no en los jóvenes países que surgieron a continuación, sino en París, Londres, Bruselas… Cuando sales al mundo y lo colonizas, a continuación el mundo entra en tu casa. Si no quieres incluir a escritores indios, nigerianos o jamaicanos en tu definición de literatura británica, no deberías haber colonizado India, Nigeria y Jamaica. Hablamos de lo británico como si solo significara té, la reina o ser blanco, y eso es absurdo. Lo británico se ha vuelto “marrón”.

2/23/2014

El primer abogado negro de España

La noticia no es reciente, sino que la leemos en el semanario Estampa del 11-3-1930 (págs. 13 y 14). Se trata de Jorge Dougan Kinson, al que erróneamente se cita en el reportaje con el apellido de Linson. Es una curiosidad que tengo guardada hace tiempo y que como curiosidad creo que merece la pena publicarla, sobre todo porque ninguna referencia se encuentra en Internet sobre el asunto. Cierto que con ojos de 2012 la noticia parece racista en el mal sentido de la palabra, pero basta leer el contenido de la entrevista para entender que precisamente lo que pretendía el redactor no era en absoluto denigrar (valga el juego etimológico) al Sr. Dougan, sino precisamente reconocerle su importancia. He aquí pues la entrevista con el primer abogado negro español, con texto de José D. Benavides y fotos de de Badosa.

Jorge Dougan Linson (sic), el primer abogado negro de España, es un gran tipo. Erguido, con la cabeza muy alta, de lejos se ve ya moverse lo blanco de sus ojos en su cara reluciente. Todo el mundo dice que Dougan, además de inteligente, tiene una sensibilidad muy fina. Nosotros podemos asegurar que, por lo menos, va siempre irreprochablemente vestido.
- ¿Tiene usted muchos trajes, Dougan?… No, no me extrañe la pregunta. Aquí en Barcelona le tienen a usted por el árbitro de la elegancia. Eso lo sabe usted mejor que yo.
- Sí, pero se exagera mucho. Tengo los mismos trajes que pueda tener usted o cualquiera. Diez o doce. Esto no tiene ningún interés.
- Ya lo sé; y yo no pienso hacer un inventario. Sin embargo es un dato curioso que ratifica su prestigio de elegante. Y, dígame, ¿muchas corbatas y zapatos?
- Cuarenta y tantas corbatas y ocho pares de zapatos. Lo que tengo es un arsenal de bastones, pero no los uso.
- Muy bien, Dougan. Es usted un paciente coleccionista. Con muchas y buenas prendas, dados sus pocos años. Porque usted no tiene muchos años, ¿verdad?
- Veinticuatro.
- Habrá nacido en tierra lejana…
- Soy español. De Fernando Poo. Vine a Barcelona cuando tenía siete años.
- Cuente usted.
- Después de aprender las primeras letras y el español -mis abuelos pertenecían a una colonia sajona y en mi casa solo se hablaba el inglés- me llevaron a un colegio. Al principio aquello para mí fue un suplicio. Hubiera querido empequeñecerme del todo. Las burlas de los compañeros llamándome “chocolate” eran hirientes. Sostuve varias peleas y di bastantes puñetazos. Ciertas bromas no tenían importancia, pero a mí me afectaban como ofensas graves. Cuando no podía contener las lágrimas me ponía a hacer muecas estúpidas entre las risas de los muchachos. Lo que más me desesperaba era el terror de los pequeñuelos, que huían al verme. En la fila o en el refectorio me miraban con los ojos muy abiertos… Poco a poco, repartiendo golosinas a manos llenas, logré ganarme su amistad y afecto. Pronto me abrazaron y quisieron de verdad.